Siéntete afortunado ó afortunada. Has nacido con una mente y un cuerpo increíbles, capaces de enlazar lo discernible con lo inimaginable.
Funges como diseñador de sueños y alegorías humanas, que surgen del corazón hasta la manta del cielo el cual recubres con nubes de diversos tamaños.
Eres legislador de emociones y servidor ferviente de la libertad de pensamiento que defiendes con el marchar de tus muñecas, sobre lienzos de desiertos nevados.
Y donde la nada gobernaba al principio, consigues levantar universos enteros.
Siéntete afortunado ó afortunada, puesto que transformas lo abstracto en añoranza palpable, al mismo tiempo que te vuelves la envidia de quienes ni siquiera son capaces de ofrecer al mundo de lo que carecen sus mentes.
Son tuyas todas las emociones y las utilizas para matizar a las siluetas que postras sobre lechos de amor y pesadumbre.
Eres creador o creadora, apasionado, derramando gotas de cera sobre el agua, que van siendo testimonio del amor que tus dedos le regalan a la película cristalina.
Siéntete afortunado ó afortunada, porque en un vaivén de la palma, extraes los suspiros de quienes te observan, da lo mismo si se trata de una modesta pirueta de caricatura ó si estás dirigiendo un vals de luces y sombras. Eres tú y nadie más quien lleva el compás de nuestros pensamientos.
Siéntete afortunado ó afortunada. Y yo mientras tanto me llenaré de cierta desdicha, porque sin importar que despilfarre mis dedos en palabras y tinta, jamás lograre expresar a la verdad del mismo modo que tú consigues hacerlo.
Quién haya dicho que una imagen vale más que mil palabras, hizo mal sus cálculos, puesto que una sola imagen vale más que todas las palabras y sin decir nada, lo dicen todo.
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